Escuela Superior de Hombres
"LEONCIO ARANEDA FIGUEROA"

Página en defensa de la gloriosa "Escuela Uno" que algunos insensibles
pretender demoler, borrando así la historia viva de Cañete.

sábado, marzo 25, 2006

DON EDUARDO RODRIGUEZ DRAPIER

Si bien en unos inicios de Lanalhue Noticias contamos con la valiosa participación de don Ricado Altamirano, en el último tiempo no habíamos coordinado su colaboración. Estimulado por lo que hemos publicado en el último tiempo sobre nuestro pueblo, Ricardo no se quiere restar en esta hermosa labor de contar la historia de Cañete a través de crónicas que hoy comenzamos.

De lo que no estoy muy seguro es sobre el apellido materno de Don Lalo. Creo que tenía una trampita inicial, pero recuerdo que así se pronunciaba. Era uno de los símbolos de la Escuela 1 el año 50 cuando ingresé a estudiar a segundo año de la preparatoria. Por supuesto que la imagen imborrable de entonces es la de Don Pepe Reyes mi primer profesor, pero de el hablaré en otra oportunidad. Don Eduardo formaba parte de aquel grupo que encabezaba Don Tomás Bustos Nova, el Director de entonces y que entre otros integraban Don Arturo Zambrano, la Señora de Don Eduardo, Elvira Sepúlveda, Don Mario Lavín y mi padre, Ricardo Altamirano que ese año partió a Santiago a continuar su formación académica, que lo convertiría con el tiempo en el Profesor de Educación que dejó su huella en las Escuelas Normales de Viña del Mar y, especialmente, en la de Talca, donde llegó a ser su Director.

Don Lalo, de gruesa contextura y vozarrón impresionante, como muchos, se imponía por presencia y fue mi Profesor de Castellano, no en la Escuela, sino en el Liceo Mixto que había contribuido a formar junto a Don Tomás y a Don José Miranda “Don Cucho”.

Pero además, Don Eduardo dejó un sello imborrable en mi formación, porque, siendo amigo de su hijo menor, Darwin y vecinos de cuadra en la calle Villagrán, con mucha seriedad, no exenta de cariño me abrió las puertas de su Biblioteca personal.

“Joven- me dijo una tarde de verano - puede llevarse el libro que quiera de este estante. Los de allá, por ningún motivo. Y cuando termine uno, me lo trae y se lleva otro”.

Yo, que había aprendido a leer guiado por mi madre, ya había descubierto las maravillas encerradas en los libros y me transformé en un devorador de cuanto libro se me permitía. Así, me convertí en amigo de correrías de Tom Sawyer y en hincha de Sandokán y Julio Verne. Todos los cuentos de Perrault y el Corazón de Amicis me los había leido con años de anticipación a cuando fueron lectura obligada en la Escuela o el Liceo.

Y como novelas y cuentos me los devoraba en pocas horas, decidí que lo mejor era llevarme los libros más gruesos. Así cayeron en mis manos Alejandro Dumas, con Mosqueteros y Dama de las Camelias incluidos. Y en una semana de verano me leí el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, cuando tenía como ocho años. Obviamente, solo retuve las anécdotas más conocidas y la imagen de un caballero medio loco. Nada de características sicológicas del personaje ni contextos literarios o históricos. Solo lectura por placer. Me fueron vedados La Divina Comedia- que aun no leo- y Las Mil y una Noches, que cuando lo leí- ya de adulto- no me pareció nada tan escandaloso como se decía que eran. Tal vez las ilustraciones, con odaliscas ligeras de ropa fueron el elemento censurable, que sabiamente, Don Lalo hizo prevalecer.

Las clases de Castellano, en el Liceo, eran rigurosas y muy formales. Prácticamente, no volaba una mosca y Don Eduardo no dejaba pasar ni una.

“¡¡¿Tu le vas a cambiar la gramática a Andres Bello?!!” se escuchaba el vozarrón a media cuadra del Liceo, cuando alguien se equivocaba al definir alguna regla gramatical. Y generalmente le endosaba algún epíteto de esos que obligaban a recurrir, posteriormente al diccionario. A el le escuché por primera vez (y quizás por única), palabras como “gandul” o “peruétano”. El “flojonazo o flojonaza” eran pan de todas las clases.

Supongo, que muchos de mis compañeros del Liceo- y especialmente las compañeras- deben recordar las lecturas que hacía del Corazón de Amicis. Tenía un don incomparable para la lectura. Las inflexiones de voz, las pausas, las cadencias, todo en su justa medida.

Escucharle en silencio absoluto mientras leía “De Los Apeninos a Los Andes” era mas emocionante – y lacrimógeno- que cualquier teleserie del tipo cebolla de la actualidad. Era, realmente, un actor absolutamente posesionado de su rol.

Y la misma rigurosidad exigía de sus alumnos. Desde tomar el libro con una mano, a la distancia adecuada y con la mano libre solo utilizable cuando había que dar vuelta la página. Respirar, mirar, leer mentalmente la frase antes de pronunciarla. Y las interrupciones de rigor cuando la lectura no se ajustaba a sus cánones. “Punto”. “Suspensivos”. “¿No viste la coma gandul?”. O sencillamente le quitaba el libro, lo enviaba a su asiento y llamaba a otro alumno para que empezara. Por supuesto, tenía sus favoritos o favoritas( Yamile Jana encabezaba el ranking), a los que ponía como ejemplo. A mi no me sacaba muy a menudo al frente, porque, aún cuando sabía que leía bien, no le satisfacía el volumen de mi voz .” Más fuerte hombre” me interrumpía. A la tercera advertencia, me enviaba al banco.

Era majadero haciendo conjugar los verbos, simples y compuestos en todos los tiempos, modos o personas y sus clases de métrica eran áridas e incomprensibles para muchos. Pero, con el paso de los años, cuando empecé a escribir poesía, de algún recóndito rincón de la memoria, afloraron los conceptos de la rima, la sinalefa y el hiato. Las octavas, las endechas y los endecasílabos se convirtieron, a la larga, en lo que los teóricos de la educación llaman”aprendizajes significativos”. Los había comprendido y atesorado. Cuando los necesité, ahí estaban y aparecieron en el instante preciso.

Así recuerdo a Don Lalo, imponente, fumador empedernido, caminando a tranco largo hacia el Liceo, con su terno de chaqueta cruzada, manos entrecruzadas a la espalda y saludando con su vozarrón que, creo, utilizaba como escudo, porque por encima de todo, siempre se mostró como un hombre afectuoso con todos sus alumnos y alumnas. Todo un ejemplo para los vivimos y estudiamos en la Escuela 1 y en el Liceo Mixto, alla por los años cincuenta del siglo pasado.

Puerto Aisén, marzo del 2006.

miércoles, marzo 22, 2006

¿Por qué en el caso de la Escuela Nº1 tiene que desaparecer todo? ¿Por qué?

Pomposamente se ha anunciado el final de la Escuela No.1 por los apoderados, profesores y autoridades de turno, ¿tendrán suficiente derecho para decidir el destino y gasto que no solo a ellos le pertenece?. Francisco Flores, un ex alumno hace un llamado a la conciencia de quienes se sienten con el derecho de decidir sobre esta destrucción.

Tal vez lo que escribo no le importe a nadie; tal vez ni siquiera sea leído, pero comenzaré contando que por mi actividad laboral conocí en un sector llamado "El Noviciado" en la zona poniente de Santiago, detrás del aeropuerto; a una anciana campesina, analfabeta, que vive en una casa muy humilde en donde crío a ¡¡DOCE HIJOS!! y me dijo lo siguiente: “Fíjese, caballero que mis hijos quieren derrumbar esta casa para hacer una nueva----- ¡Qué bien, le contesté; la felicito!----- ¡¡Cómo se le ocurre, dijo ella, aquí parí y crié mis hijos, aquí crecieron, fueron a la escuela, varios se casaron aquí, han venido mis nietos, aquí están todos mis recuerdos, sobre todo el de mi finado esposo; nunca lo permitiré!!

Me cuesta entender esta contradicción entre la cultura y la ignorancia, entre el futuro y el nexo con el pasado, me cuesta equilibrar el amor a las raíces y el afecto al porvenir.

Muchas son las razones que se han dado para promover el derrumbe del actual edificio de la Escuela Nº1, (todas son muy válidas); pero más lo son las que se han dado para promover lo contrario y a las cuales me adhiero; entre algunas destaco parte de la siguiente: Eduardo Sáez --- 16/08/2004 -- escribe lo siguiente: " sugiero que se investigue dónde están los planos originales de la escuela, ahí se encontrarán los estudios de la capacidad de las columnas, refuerzos de paredes, etc. o sea la capacidad de la estructura de la misma.....es posible que los arquitectos y constructores hayan previsto en los planos y en la construcción, la ampliación que se haría necesaria algún día (o sea, AHORA) ", humildemente quiero preguntar ¿se ha hecho? con toda seguridad que no, pues ha imperado la cultura de la depredación, en desmedro de la conservación y todos aquellos que otrora abogaban por ella, hoy callan en silencio cómplice, tapan sus oídos a los clamores que desde las entrañas de la tierra llegan desde nuestros antepasados (quienes nos legaron la Escuela Nº1) advirtiéndonos tamaño "desaguisado".

Por mi actividad ligada a la construcción he visto en Santiago levantar muchos edificios nuevos, pero más veces he visto reforzar pilares. cadenas, portales colocar 2dos y hasta 3ros pisos sobre columnas reforzadas y he visto restaurar a su forma original hasta una humilde ventana porque traía recuerdos a sus moradores; en la calle General Mackena, de la lúgubre, siniestra e insalubre Cárcel Pública dejaron por lo menos la fachada, igual cosa del Teatro Opera en calle Huérfanos, y de esta manera entrelazaron el pasado, presente y futuro para el recuerdo y las generaciones venideras dijeron; ¿por qué en el caso de la Escuela Nº1 tiene que desaparecer todo ? ¿por qué?

Es de esperar que pronto todos los responsables que tienen en sus manos el futuro de la noble Escuela Nº1 rueguen a Dios porque les ilumine los pensamientos y aclare las ideas para que no tengan que arrepentirse mañana de algo que ya no tendrá remedio, razón por la cual ni siquiera serán nombrados en futuras " Crónicas".

Que Dios guíe a las autoridades, maestros, alumnos y apoderados es el ruego humilde y sincero de un cañetino que ama su pueblo por encima de todo y que la Escuela Nº1 " ...pueda seguir sirviendo como un lugar de encuentro de los hijos de Cañete, de resguardo de sus tradiciones y de proyección de sus anhelos e iniciativas de progreso y bienestar " del libro " Crónicas " - Pág. 65 por Clímaco Hermosilla .



FRANCISCO FLORES OLAVE
Ex radio-controlador de Radio Millaray
Alumno egresado de 8vo año en 1971
Profesor jefe--Valentín Rocha Molina


Publicado en Lanalhue Noticias el 21/03/2006



eXTReMe Tracker